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Consejos básicos de supervivencia en el trabajo

Escrito por Peter Engagement.

Trabajar solo es duro. Por eso es tan importante el trabajo en equipo: siempre puedes echarle la culpa a otra persona.

Os quiero explicar algunas técnicas básicas de supervivencia cuando ejercemos el noble arte del trabajo en equipo en un contexto hostil. En el ámbito laboral, ambiente hostil por excelencia y donde la palabra supervivencia cobra un sentido casi literal.

Nos movemos en el entorno capitalista, caracterizado por querer siempre crecer más que el año anterior. Recuerdo cuando le pregunté a un profesor de finanzas qué pasaría si una empresa no quisiera crecer más: me ofreció una mirada cándida (“ya tenemos aquí a otro idealista”, debía pensar). El caso es que me contestó que otro se quedaría con su lugar y acabaría desapareciendo.

En este contexto, las empresas de las que formamos parte siempre tienen “objetivos estratégicos” que alcanzar y que debemos conocer para sobrevivir.

Los objetivos suelen parecer de dos tipos, aumentar ingresos o reducir costes, aunque realmente siempre es el mismo: mejorar el margen para la empresa y, en consecuencia, el bonus para los directivos.

El aspecto común de la mayoría de objetivos es que son prácticamente imposibles de alcanzar, independientemente de cómo de racionalmente se presenten. Caso real: aumentar la facturación un 25% y reducir costes un 40% en 3 años. “Lo decidí con una copa de vino en la mano”, dijo.

Bien, ya conocemos el objetivo. Pasemos ahora a las personas que se supone que tienen que alcanzar los objetivos. Simplificando mucho, hay 4 tipos básicos de personas:

  • Las “show me the money”: venderían su alma al diablo por alcanzar objetivos. A falta de objetivos propios, asumen los de la empresa como suyos (no les preguntes por qué).
  • Los de los brindis al sol, que saben cómo arreglar el mundo pero no los verás nunca trabajando para conseguirlo. Se reconocen fácilmente por utilizar expresiones del tipo “lo que hay que hacer es…”
  • Los “así lo encontramos y así lo dejaremos”, que te ofrecen una mirada vacía, triste, cada cuando les propones cambiar algo de su día a día (del que tanto se quejan).
  • Y las de la parálisis por el análisis, que no moverán un dedo hasta que no entiendan a la perfección qué hay que hacer (en el caso que se tenga que hacer algo).

Por lo tanto, el resumen del contexto es: se le ordena a un grupo de personas de lo más heterogéneo que alcancen un objetivo que no entienden y que, personalmente, no les interesa lo más mínimo.

Cuando nos damos cuenta de que el objetivo OFICIAL no es alcanzable, el objetivo REAL se transforma en NO ser el culpable de no alcanzarlo. Por lo tanto, lo más importante es no equivocarse. Y os pregunto, ¿cuál es la forma más fácil de no equivocarse? Efectivamente: no hacer NADA.

Pero ¿cómo no hacer nada durante 8 horas al día, especialmente si no puedes teletrabajar? Aquí es donde cobra importancia la técnica del camuflaje. Si en el reino animal, el camuflaje es no ser visto por otros individuos, en el ámbito de la organización suele funcionar lo contrario: generar mucho ruido para ser visto, si puede ser, en todos los lugares al mismo tiempo. Aquí van algunos consejos:

  1. Involúcrate en muchos proyectos, pero NUNCA seas el responsable -la cabeza visible, el que tiene que rendir cuentas- de ninguno de ellos. Esto dificultará que nadie tenga una idea clara de lo que haces ni de cómo evaluarte.

 

  1. Evita formar parte del inicio de los proyectos, de tal manera que sea fácil poder decir que faltan acciones por realizar antes de tu esperada intervención.

 

  1. Copia en los correos a todas las personas, animales o cosas relacionadas con los diferentes proyectos en los que estés involucrado. Como no harás nada, tendrás poco que comunicar, pero siempre podrás preguntar por el estado del resto de cosas.

 

  1. Cuando veas que, pese a todo, el proyecto avanza hacia tu intervención, intenta evitarlo generando más ruido y complejidad: muestra tu insatisfacción respecto al avance del proyecto generando dudas sobre si realmente está a la altura de las expectativas iniciales (tranquilo, seguro que no han sido bien definidas). Sé ambiguo en la crítica (“lo que me acabas de presentar, ¿cómo podría ser mejor?”) esto te permitirá seguir criticando hasta el infinito.

 

  1. Dispón de datos de tu actividad (no de resultados, naturalmente): “este mes he hecho 4 informes, he asistido a 25 reuniones y he recibido 27 correos diarios”

Tarde o temprano la tormenta pasará: será evidente que el objetivo principal no se alcanzará y alguien, que no deberías ser tú, será el elegido para abandonar el barco. Seguro que vendrán otras tormentas, pero tú ya eres un marinero experimentado. Y es que los mares en calma no crean buenos marineros.

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